MISIONES

Alertan sobre los problemas de alimentar a la fauna dentro de áreas protegidas

Investigadores del Instituto de Biología Subtropical estudian el aumento de conflictos entre monos y turistas y buscan soluciones.


Turista alimentando a un juvenil de mono caí en el bar Dos Hermanas (Paseo Inferior, Área de Cataratas). Autor: Mario S. Di Bitetti.

En los últimos años, los monos caí del Área de Cataratas del Parque Nacional Iguazú han pasado de ser considerados exclusivamente un atractivo turístico a un problema de manejo para la Administración de Parques Nacionales. El cambio reciente en la forma en que se relacionan con los turistas y con los edificios instalados dentro del Parque genera inconvenientes debido a que pueden agredir a las personas y robar objetos de valor.  Un grupo interdisciplinario de científicos del Instituto de Biología Subtropical (IBS) y otras instituciones estudia el problema e intenta aportar soluciones al mismo.

La interacción entre primates silvestres y personas en parques nacionales, reservas y sitios de ecoturismo puede tener efectos negativos sobre las especies involucradas y la gente. Esta situación podría llevar a los animales a habituarse al alimento humano, alterando sus patrones de comportamiento natural, lo que genera cambios en el estado físico de los individuos, agresiones entre ellos y la posibilidad de transmisión de enfermedades a las personas e incluso de las personas hacia los animales. Además, los animales silvestres dejan de cumplir su papel ecológico en el ecosistema que el área protegida pretende conservar. El Proyecto Caí estudia desde el año 1991 el comportamiento y la ecología de estos monos dentro de Parque Nacional Iguazú. Este proyecto está integrado por investigadores de Argentina pertenecientes al IBS, a la Asociación Civil Centro de Investigaciones del Bosque Atlántico (CeIBA) y por científicos de instituciones de diferentes partes del mundo que estudian esta especie aquí en el país.

Los monos caí o capuchinos (cuyo nombre científico es Sapajus nigritus) son primates diurnos de tamaño pequeño, con una dieta omnívora basada predominantemente en frutos silvestres e insectos. Viven en grupos de 7 a 45 individuos integrados por machos y hembras de diversas edades. Se desplazan por el dosel de la selva aunque también pueden hacerlo por el suelo, sobre todo en épocas de calor y en áreas abiertas. “Diversas investigaciones sugieren que los primates con dieta omnívora, tamaño corporal pequeño y hábitos terrestres son más tolerantes al disturbio causado por los seres humanos que los monos estrictamente arborícolas y con dietas especializadas en hojas o insectos. Es por ello que los caí tienen tendencia a interactuar con la gente” explica la Dra. Paula Tujague, quien estudia las interacciones entre monos y turistas. Sumado a esto, los monos caí son animales muy curiosos y buscan parte de su alimento rompiendo cortezas, troncos y hojas, por lo cual cualquier objeto desconocido (especialmente aquellos que pueden ocultar o contener algo, como cajas, latas, botellas o bolsos) les llama mucho la atención.

A partir del año 2000 ocurrió un incremento progresivo del contacto entre turistas y monos en el Parque Nacional Iguazú, debido principalmente al aumento del turismo y, con ello, la oferta de alimento de las personas a los caí. En los últimos años la situación se agravó, llegando a registrarse el ingreso de monos a los puestos de comida del parque y a las habitaciones del Hotel Sheraton, ubicado dentro del parque, de las que se llevan alimento, exhibiendo comportamientos agresivos hacia el personal que intentaba ahuyentarlos. Esto indica una búsqueda activa de comida humana por parte de los caí.  Los científicos alertan sobre la forma en que están comportándose los monos, que hasta el momento sólo caracterizaba a los coatíes, declarados “animales problema” dentro del Área Cataratas, del Parque Nacional Iguazú. Los coatíes y los monos pueden ocasionar graves lesiones a las personas que entran en contacto con ellos de manera diaria en el parque. “Si bien aún no se han registrado mordeduras de monos, sabemos que, si ocurrieran, serían más graves que las de los coatíes”, explica la Dra. Celia Baldovino, también investigadora del IBS.

Actualmente hay dos grupos de monos que utilizan las zonas de los paseos superior e inferior del Área de Cataratas, y uno de ellos incluye dentro de su territorio a la zona del Hotel Sheraton, ubicado en las inmediaciones de los paseos. Los problemas con este hotel se remontan al año 1999, y a pesar de las advertencias que los turistas allí alojados reciben sobre no alimentar a los monos, la situación ha ido empeorando. En la actualidad, los monos suben a los balcones del hotel donde son alimentados por los turistas o bien ingresan a las habitaciones abriendo las ventanas corredizas y se llevan comida o pertenencias del interior de las mismas.

El ingreso de visitantes al Parque Nacional Iguazú se ha incrementado notablemente en los últimos años y es esperable que el flujo de turistas siga en aumento y, junto con ello, se acrecienten los conflictos con la fauna silvestre. Si bien el parque dispone de cartelería informativa acerca de las consecuencias negativas que tiene alimentar a la fauna silvestre, tanto para las personas como para los animales, estos no han sido una medida suficiente para reducir la interacción y resolver el problema. Algunos de estos carteles refieren puntualmente a monos y coatíes, y están ubicados en lugares estratégicos como son las entradas a senderos y patios de comida. Se supone entonces que, una vez que ingresaron al área protegida, las personas cuentan con información sobre el conflicto. Pero “la realidad diaria nos indica que la gente no presta atención a la cartelería, o bien, a pesar de leerla, la ignora por completo”, explica la Dra. Tujague.

Los científicos, que desde hace dos años investigan las consecuencias negativas que tienen para los monos recibir alimento por parte de las personas, han iniciado una investigación sobre la relación entre la fauna y el turismo que podría ayudar a entender por qué existe esta falta de interés de las personas por cuidar el entorno visitado y respetar las normativas dentro del parque, y así implementar medidas que reduzcan el conflicto. Estudios realizados en otras áreas protegidas sugieren que la edad, el género y el nivel educativo influyen en la actitud de las personas hacia los animales.

Los científicos resaltan que la única forma de evitar que esta situación empeore es lograr que la gente entienda que es muy grave alimentar a la fauna. Si los monos no reciben comida de las personas no tendrán más interés en interactuar con ellas y frecuentar los sitios destinados a los turistas. Evitarles el acceso a la comida humana es la única solución al problema. “Debemos encontrar la forma de educar al turista, y sobre todo al turista argentino, para que tome conciencia del riesgo tanto para los monos como para las personas. Se habla de animales problema cuando en realidad deberíamos hablar de personas problema.  Los conflictos de este tipo son una buena oportunidad para que las personas reflexionen sobre la forma en la que eligen relacionarse con la naturaleza en general, permitiendo la creación de una conciencia ambiental en la población”, indica la Dra. Tujague.

Contacto: María Paula Tujague, Instituto de Biología Subtropical - Iguazú (CONICET/Universidad Nacional de Misiones), Bertoni 85, Puerto Iguazú, Misiones, Argentina.

Correo electrónico: mptujague@conicet.gov.ar, Teléfono: (03757) 423511.